domingo, 1 de febrero de 2009

Sorpresa, sorpresa...

El 13 de enero cumplí 30 años y el 24 de enero lo pude celebrar por todo lo alto. Resulta que Joachim, junto con algunos de mis amigos españoles, estuvieron urdiendo un plan durante meses. ¡Y yo sin enterarme! Para no levantar ninguna sospecha y para asegurarse de que no aceptara ningún contrato de trabajo en las mismas fechas, ni que se me ocurriera irme de vacaciones, Joachim pidió a una colega y amiga mía que me "contratara" para una misión de interpretación ese fin de semana y el lunes.

El viernes 23 llegaron de sorpresa Juan Sobrado y Pepa y me contaron que Pepa había ganado un viaje en el Corte Inglés a Bruselas. Como en principio el premio era solo para una pareja casada (y ellos solo son amigos residentes en Madrid), había tenido que pedir a Juanqui, párroco de San Gerardo, que le hiciera un sencillo certificado matrimonial. Yo me lo tragué todo. Alegaré en mi defensa que: (1) Pepa, que es la que me contó el cuento, es maestra y cuentacuentos profesional, (2) en San Gerardo todo es posible (sobre todo cuando se trata de echar una mano, ¡aunque NUNCA se hacen falsificaciones!) y (3) estaba matada, después de terminar de traducir para Dakar el día 18 de enero, seguido de una larguísima traducción sobre justicia tributaria y paraísos fiscales, a lo que hay que sumar varios días de interpretación (en otras palabras prácticamente tres semanas sin respiro, ni fin de semana ni na'). Así el cerebro no rige. De hecho, cuando se plantaron en casa lo primero que pensé fue "madre mía, ¡y encima me toca currar todo el fin de semana!".

Pero la sorpresa gorda estaba por llegar... El sábado 24 me preparo para ir a trabajar, bien vestida y esas cosas. Nos vamos los 4 a comer algo ligero cerca del lugar de la reunión (que empezaba sobre las 14h) y resulta que aparecen Prado y Marta, dos antiguas compañeras de la universidad que viven en Bruselas, con sus respectivos. Y todos, "¿qué casualidad?", "¿pero qué hacéis aquí?", "Nada, las rebajas". Acto seguido entran en escena Patri y su novio (que viven en Düsseldorf, Alemania), Andrea (desde Madrid), Olga (desde Grenoble, Francia) y Óscar (desde Madrid). Y yo encantada de la vida: "Esta tarde no trabajo ¿no?". Menudo lujo de sorpresa. Comimos en un lounge muy moderno de Bruselas, una comida típicamente belga, como veréis en las fotos y unos cócteles sin alcohol que estaba de rechupete. Luego, algunos se fueron a descansar y a hacer algún recado, otros nos fuimos de paseo por el centro de Bruselas (cayó algún gofre) y nos volvimos a dar cita en nuestro piso para la cena y la continuación de las celebraciones. Pedimos sushi en abundancia y alguna pizza para aquellos a los que no les gustaba el pescado. Y la última gran sopresa que me deparaban: una presentación de fotos de mi vida, desde la más tierna infancia (recién nacida, vamos), hasta nuestros días. Me emocioné mucho (serán cosas de la edad). ¡La presentación no hubiera sido posible sin la colaboración de mis padres que escanearon más de 100 fotos!

Lo estupendo fue que el domingo todavía pude disfrutar de la compañía de la mayoría y el lunes se quedaron Olga y Óscar a los que llevamos a visitar Lieja, como mandan los cánones.

¡Gracias de nuevo a todos por un cumpleaños inolvidable!
Os dejo el video resumen del fin de semana que ha preparado Pepa (fotos y video del momento "inocente, inocente"):