Visita de Wolfo y Cristina

Aquí comiendo unas albóndigas de Lieja en una terracita

A principios de octubre, Carlos, Wolfo para los amigos, amigo del cole de toda la vida (que encima me tuvo que aguantar como compañera de pupitre, aunque no hay que padecerle mucho que nos lo pasamos muy bien, ¿verdad?) y su novia Cristina vinieron a visitarnos unos días. Llegaron en un muy buen momento. Ese mismo fin de semana hay un acontecimiento muy especial en la ciudad de Lieja, la ciudad natal de Joachim, a una hora en coche de Bruselas. El primer sábado de octubre por la noche se ilumina toda la zona de las colinas de Lieja con velas. Se ofrece la posibilidad de visitar algunas de las casas y jardines privados que están en las colinas, a las que solo se puede acceder por estrechas callejuelas y escaleras. Además, músicos y artistas amenizan la noche en la calle y se pueden degustar platos locales e internacionales. Cristiana y Carlos probaron, por ejemplo, un pincho moruno africano con plátano frito. Tuvimos la gran suerte de que nos hizo una noche buenísima.

Al día siguiente, recorrimos algunos pueblos típicos de Valonia, la parte francófona de Bégica, y luego nos pasamos por "La fiesta de la fruta" en el pueblo en el que vive el padre de Joachim. Esta fiesta la organiza la confrería de recolectores del pueblo, que se dedican al cultivo de manzanos y perales y a la producción artesanal de zumo de manzana, vino de manzana y cerveza de manzana, entre otros. El padre de Joachim ha sido nombrado "recolector de honor" por la confrería por todo su trabajo de ayuda a la comunidad. Aparte de las animaciones típicas de las fiestas de un pueblo, se podían adquirir las frutas recién recoletadas (varias clases de peras y manzanas) y los productos anteriormente mencionados, así como artesanía local (sombreros, bisutería, cuadros, juguetes de madera etc.). Para animar más la fiesta había música en vivo, puestos de comida (muy rica la manzana frita rebozada con azúcar y canela - Cristina se llevó la receta) y un desfile de gigantes entre los que cabe destacar el Recolector Principal, fundador que falleció hace dos años, con el traje típico de la confrería: camisa azul, el pañuelo rojo al cuello y el sombrero de paja. Además, asistimos a una explicación y una demostración muy completa sobre cómo se elabora el vino y el zumo de manzana. Este zumo nos gusta tanto que nos volvimos a casa con 6 botellas. Y menudo sol nos hizo, estábamos a más de veinte grados (para que no os penséis que aquí solo hace frío!). Esperamos iros mostrando poco a poco esta Bélgica más desconocida. Como véis, ¡hay mucho más que Bruselas, Brujas, Gante y Amberes!