martes, 7 de octubre de 2008

Safari Kenia (día 1) - Encuentro masai



Llegamos a Nairobi el sábado por la noche y nos alojamos en el Hotel Parkside, barato y básico, perfecto para pasar la noche justo antes del safari. Está situado en un lugar muy céntrico, probablemente muy ruidoso entre semana, pero merece la pena tal vez si se quiere descubrir la ciudad a pie. El domingo por la mañana nos vinieron a buscar los responsables de IntoAfrica. Gran parte del día lo pasamos en el Landrover 4x4. Hicimos un pinic a medio camino y llegamos finalmente al lugar en el que íbamos a acampar. Estábamos en medio de ninguna parte cerca de un pequeño bosque de acacias, ese árbol tan típico de África.


Después de montar las tiendas de campaña, y antes de la cena, fuimos a visitar un poblado masai compuesto por unas 50 personas cerca de nuestro campamento. Allí, nuestro guía masai, Jonathan, nos explicó cómo las mujeres construyen las chozas de barro. Cada mujer construye la suya, a veces con ayuda de una o dos amigas. Es un proceso largo y laborioso, sobre todo porque hay que esperar hasta que se seque bien la primera "capa" o estructura básica de la casa compuesta de madera, paja y barro. El momento más gracioso fue cuando sonó un móvil, ahí en plena choza masai. Todos nos mirábamos unos a otros. ¡Y resulta que era el móvil de Jonathan! Nos comentó que mucha gente tiene móvil y que es muy práctico para saber por dónde están pastoreando otros compañeros. Los precios son asequibles y la cobertura en el país es extraordinaria, os lo podemos asegurar. Nuestros guías no se creían que existieran lugares en Europa sin cobertura...


Nos lo pasamos muy bien con los niños del poblado. Y ellos también se rieron de lo lindo con mi pronunciación de sus nombres. No paraban de decirme palabras nuevas para ver si las conseguía repetir. Fue un encuentro muy entrañable. Por cierto, los pendientes rojos "chinos" que me regaló Olga causaron furor, así como mi pelo largo. Entre los masai es costumbre llevar el pelo rapado, incluso las mujeres.



Se agradeció la luna llena esa noche, sin ella, ir al baño durante la noche hubiera sido un poco más complicado y eso que teníamos el lujo de contar con una pequeña "tienda" aparte con un WC móvil de camping muy gracioso. Gracias a nuestros protectores masai, ningún animal salvaje perturbó nuestro sueño. Y los pájaros fueron nuestro "despertador" natural.

3 comentarios:

Mª José dijo...

Jaja, una preguntita ¿cómo montastéis la tienda esta vez?, me acuerdo de unas en Picos de Europa.
Que suerte vivir y conocer aquellos lugares, me está encantado este viaje. Espero el siguiente capítulo de vuestro viaje porque promete ser interesante. Besitos a los dos.

Mª José dijo...

uy "montasteis", sorry

kykoche dijo...

joer, cómo mola! y si se sorprendieron de tu pelo, no se sorprendieron del color blanco de vuestra piel? aunque por lo que cuentas imagino que será un poblado visitado con cierta frecuencia por los turistas...

sigue contando! :D