lunes, 15 de diciembre de 2008

Safari Kenia (días 5, 6 y 7)

Los dos últimos días del safari los dedicamos a los lagos. Pasamos el sexto día en el Parque Nacional del Lago Nakuru, famoso ante todo por los cientos de miles de flamencos que tiñen sus aguas de rosa. No es muy grande, por lo que se puede recorrer en un solo día. Es impesionante por sus paisajes, sus miradores... y nos permitió además acercarnos a familias enteras de traviesos babuinos y a grandes rinocerontes, alguno remoloneando en el barro.




La última mañana del safari la pasamos en el lago Navaisha con un paseo en lancha por sus aguas. Fue emocionante navegar rodeados por cientos de aves. Avistamos además pequeños grupos de hipopótamos en el agua. Mi percepción sobre estos animales cambió radicalmente a orillas del río Mara cuando les ví en acción atancando a indefensos ñus, así que les mirábamos con mucho respeto y recelo (Chantal incluso con miedo). Comprendimos que se debía a su prensencia el uso de una lancha motora y no una barquita con remos. En cuanto alguno se sumergía bajo el agua, nuestro guía aumentaba la velocidad de la lancha, por si el hipopótamo tenía ganas de venir a jugarnos una mala pasada.




Desde allí regresamos a Nairobi. Nuestros amigos mejicanos partían al día siguiente para Canadá. Nuestra compañera canadiense seguía esa misma tarde su periplo dirigiéndose a Tanzania para subir el Kilimanjaro y pasar una semana de safari en el país vecino. Y Mike volvía a Inglaterra. Nosotros nos decantamos por organizar un día de excursión al Parque Natural Hell's Gate.




El nombre a priori poco apetecible de este pequeño parque se debe a sus aguas termales que alcanzan temperaturas dignas de las calderas del infierno, según los Masai, que aún hoy en día ultizan estas aguas para lavar y cocinar. Por su pequeño tamaño y la práctica ausencia carnívoros, el parque se puede recorrer incluso a pie o en bicicleta siguiendo los caminos previstos a tal efecto. Nosotros optamos por esta última opción. No fue nada fácil, en primer lugar porque las bicicletas de alquiler no eran muy buenas y encima había tramos con arena que dificultaban nuestro avance. Al final del parque, se accede a una zona de picnic, donde acuden a comer los domingos los habitantes de Nairobi que desean pasar un día en el campo. Desde ese punto se puede acceder al famoso desfiladero donde están encontramos las aguas termales con temperaturas muy elevadas (¡imposible bañarse ahí!). Un joven masai muy moderno nos fue indicando el camino (¡no apto para para todos!). Nos habían dicho que era un "paseo"... pues no. Nuestro guía trepaba cuál cabra, pero a nosotros después de los 10 km por duras arenas en bici nos costó un pelín. Mereció la pena. ¡Ahí se rodaron algunas escenas de Tomb Raider! El parque también es famoso por sus formaciones rocosas y muchas personas acuden a escalar.




A la vuelta, se había ocultado el sol y amenazaba con llover. Estábamos matados y cada vez que un vehículo nos adelantaba, nos ponía perdidos con la polvareda que levantaba. A la ida no habíamos visto a muchos animales, pero a la vuelta, al hacer más fresco, empezaron a salir zebras, facóceros ("Pumba" para los amigos), ñus... todos en manada. En una ocasión una gran manada de ñus se puso a atravesar nuestro camino y decidimos mantener la distancia. Es lo que tiene no saber torear. Resulta que nos vieron y se nos quedaron mirando. Después de unos minutos mirando como tontos, nos aventuramos a avanzar (la tormenta cada vez estaba más cerca). Los pobres animales salieron despavoridos (y eso que cada uno pesaba bastante más que nosotros). Toda una aventura. Conseguimos llegar al vehículo donde nos esperaba nuestro conductor a la hora prevista y antes de que se nos cayera la tormenta encima. Estábamos rotos, pero contentos por la experiencia.




Y aquí terminó nuestro safari... Después pasamos una semana a las afueras de Nairobi en la facultad de Derecho interpretando en una reunión organizada por una ONG, donde también tuvimos ocasión de hablar con keniatas que trabajaban allí, ver a niños de colegios cercanos bailar y cantar, desplazarnos con los buses locales y recorrer las calles menos turísticas de Nairobi. Ha sido mi primera incursión en el África negra (la segunda de Joachim) y nos ha encantado... habrá que volver... ¿cuál será el próximo país?



1 comentario:

Mª José dijo...

¡Que paisajes! Pues que el próximo viaje sea donde sea seáis muy felices y disfrutéis, besitos